domingo, 7 de diciembre de 2008

Carta de un enamorado...

¿Puede alguien cambiar tanto hasta dejar de ser reconocible? ¿Puede una persona a otra cambiarla tanto que ésta deje de ser reconocible?

No me reconozco. No sé si soy una buena persona, un proyecto de buena persona o si, realmente, lo único que estoy haciendo es dejarme perder por tu camino. Un camino que he disfrutado recorriendo, un camino que me he dado infinitas alegrías, un camino de pasión, pero, al fin y al cabo, un camino que no es el mío…, quizás fuera el correcto. Puede que sí, que haya sido una vía donde el disfrute y el gozo estaban presentes gracias a la responsabilidad. Responsabilidad hacia ti, hacia nosotros, hacia la relación que empezó como una amistad, y fue creciendo hasta límites que no he podido – ni has podido – controlar.

Y de este modo, acepto y sufro la situación de que no puedo seguir aguantando la situación de separarte de modo exclusivo. Siendo mi vida un ir y venir del que siempre he querido tener plena consciencia y absoluto manejo, hemos llegado, quizás por mi culpa, a un momento en el cual, si no soy yo el que pisa el freno, acabaré estrellándome y explotando de un modo no conveniente a ninguno de los dos.

Sí que me cambiaste.

Cambiaste mi vida. La has modificado hasta el punto en que no sé como debo ahora responder ante el universo que creé para mi y que lleva rodeándome y abrazándome tanto tiempo. Y no porque haya cambiado mi relación hacia esos elementos que conforman este mundo mío, sino porque cuando estoy con ellos, sigo pensando en ti… en qué estarás haciendo cuando no estoy yo cerca.

Por eso, tengo que matarte.

Te quiero…

No hay comentarios: